viernes, 26 de agosto de 2011

Fan numero 1 de consentidos*** es la ganadora del cuento 17


Mucho hemos tardado en elegir el ganador ya que hemos estado esperando si alguien mas participaba pero parece ser que desde que salio la web http://www.elmundodepatito.es/consentidos ya nadie visita esta web.


Estaba tan tranquila tumbada en la arena de la playa cuando alguien a mi lado pronunció mi nombre. Tuve que asomarme por debajo de la sombrilla para ver de quién se trataba. Y apenas lo pude creer: ¡¡era Pablo, mi amor de verano de dos años atrás!! Me dieron ganas de gritar y saltar de alegría, pero me dominé y aparenté toda la normalidad que pude. Me levanté con tranquilidad, sonreí a Pablo y nos saludamos, los dos muy cortados:
- Cuánto tiempo sin verte – dijo él. En ese momento pensé que demasiado. Me encantaba aquel chico.
- Dos veranos exactamente. – Los dos sonreímos -. Qué casualidad, volvemos a coincidir en la misma playa que hace dos años.
- Mentiría si te dijera que no lo esperaba… O deseaba más bien. Fue un buen verano. – Noté que me ponía roja, suerte que el sol estaba de mi lado y podía hacerle pensar a Pablo que simplemente era que se me habían quemado las mejillas.
- Sí que lo fue. – Bajé la vista… me sentía tan ruborizada que ni el sol iba a poder ayudarme. Temía que empezaran a temblarme las rodillas en cualquier momento.
- El año pasado no vine a veranear aquí. ¿Tú sí? – Asentí -. Qué pena. Monté un pollo enorme en casa para hacer cambiar de opinión a mis padres, pero no hubo manera. Nos fuimos a París.
- Dicen que es una ciudad hermosa.
- Lo es, pero no para unas vacaciones de verano: no hay playa… y tampoco estás tú. – Oh dios, os juro que en aquel momento sí que me temblaron las rodillas.
- Gra-gracias – tartamudeé. Fingí carraspera y me aclaré la voz -. Yo también te eché de menos a ti el año pasado. Esta playa no fue lo mismo sin ti. – Lo solté todo de corrido, porque si me paraba seguro que no lograba decírselo… y quería que tuviera la certeza de que no había dejado de pensar en él.
- Me gusta mucho que hayamos vuelto a coincidir, porque, si tú quieres, yo estoy deseando repetir aquel verano.
- Yo también – reconocí tímidamente.
- Qué suerte hemos tenido… otra vez. – Pero entonces pensé que solo en verano, porque el resto del año nos separaban cientos de kilómetros: él vivía en Lérida, en Cataluña, y yo en Mérida, en Extremadura, las dos puntas más opuestas del país… pero ahí estábamos otra vez, compartiendo playa en Calpe, en Valencia.
- Ya que solo disponemos de dos meses para estar juntos, ¿qué te parece si empezamos ya a aprovechar el tiempo? ¿Quieres dar un paseo por la orilla? El sol se está poniendo, ya no es peligroso… – Yo me eché a reír, me enterneció que se acordara de lo poco que me gustaba quemarme o estar al sol demasiado tiempo.
- De acuerdo, vamos. – Avisé a mis padres de que iba a dar una vuelta, y nos marchamos juntos. En cuanto estuvimos un poco alejados de mi sombrilla, es decir, de mis padres y hermanos, Pablo me besó. Fue tan buen beso como recordaba… e incluso mejor.
***FIN***

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